Leyva, Holmes, Barguil, Cepeda, Monsalve, Piedad, Ángela, Clara…

Pero el asunto lo amerita. Álvaro Leyva, Carlos Holmes, David Barguil, Iván Cepeda, Monseñor Darío Monsalve, Piedad Córdoba, Ángela Robledo, Clara López, y muchas otras personas destacadas en regiones y bases sociales, han hablado, recientemente, de la necesidad de un pacto por la paz, algo así como un “acuerdo sobre lo fundamental” según la expresión y el entendimiento de Álvaro Gómez Hurtado.

La coyuntura es propicia para tratar el tema porque se avanza con las FARC-EP y ya ingresó el ELN al proceso. La ardua paz no será sostenible si no se logra un acuerdo básico entre el máximo posible de fuerzas sociales y políticas. La paz que comenzó por iniciativa de un Presidente y un Gobierno determinados, tiene que evolucionar hacia un acuerdo que exprese una efectiva voluntad nacional de paz, la cual, a su vez, se traduzca en política de paz de Estado, en cuyo desarrollo se empeñen con verdadero entusiasmo por lo menos los próximos tres gobiernos, cualquiera sea su color.

Para Carlos Holmes Trujillo del Centro Democrático “se requiere un acuerdo político y de Estado sobre el mecanismo de refrendación, porque ninguno de los mecanismos que hoy tenemos es idóneo: no lo es el plebiscito, ni la consulta popular… por eso se necesita un acuerdo político y de Estado, un mecanismo nuevo. Puede ser un congreso transitorio para la paz o una asamblea nacional constituyente con temas definidos”. Monseñor Monsalve, Arzobispo de Cali, considera que “es el momento propicio para impulsar un acuerdo o pacto nacional de voluntades por la paz, un frente por la paz en el que confluyan todos los sectores y la sociedad, el pueblo colombiano”.

Cierto que en febrero pasado el Presidente de la República propuso a todos los partidos el Pacto Nacional por la Paz: “El pacto no significa que se deje de lado la oposición, pues los partidos que no hacen parte de la coalición de gobierno seguirán oponiéndose a algunas o muchas políticas del gobierno, pero todos… apoyan la solución dialogada del conflicto”. El pacto estaría conformado por los tres partidos de la Unidad Nacional: Cambio Radical, el Partido de la U y el Partido Liberal y los de oposición como Alianza Verde, Polo Democrático, Mira, Opción Ciudadana, MAIS y los conservadores.

El único partido importante que no está aún es el Centro Democrático. O sea, no se ha resuelto aún uno de los principales objetivos del Pacto que es contar, ahora y hacia adelante, con la contribución de las fuerzas uribistas a la paz sin lesionar lo actuado. Tampoco pueden estar por fuera de una iniciativa de esta naturaleza los movimientos ciudadanos, sociales, étnicos y populares que tanto han hecho por la paz en las últimas décadas y cuyo concurso hacia el futuro es indispensable.

Desde este modesto rincón de observador de los acontecimientos quiero opinar a favor de un pacto consistente. Creo que es absolutamente necesario que un país vibrante aboque dos definiciones fundamentales: lo que corresponde al orden de constituir la nación, lo fundante, lo fundamental para no vivir en guerra y, a la par, las reglas para el manejo en democracia de una conflictividad que es propia de una sociedad en expansión como la colombiana. Un gabinete de paz, con sentido social y regional, amplio y plural, ayudaría enormemente en esta perspectiva.

El interés de las FARC-EP sobre la propuesta de pacto se refleja en el paso por Bogotá de Enrique Santiago, su brillante abogado en La Habana, para informarse al respecto.

@luisisandoval