Reclutamiento: Niñez en la mira

Hablar de reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes (NNA) en 2025 no es simplemente mirar al pasado, es describir un presente incómodo. Tras el Acuerdo de Paz con las FARC-EP en 2016, el país tuvo una reducción en ciertas violencias, pero el reclutamiento no cesó, simplemente mutó. Actualmente, persisten dinámicas en territorios atravesados por economías ilegales, débil presencia estatal y disputas entre actores armados como las disidencias de las FARC, ELN, estructuras narco-paramilitares y redes locales. 

Confirmado por la Defensoría del Pueblo en 2023 se registraron 184 casos; en 2024, 463 (de los cuales 230 corresponden a niños y niñas indígenas) y en los primeros meses de 2025, la ONU verificó 51 casos entre 118 alegaciones recibidas.  

Este artículo parte del trabajo que hemos adelantado en REDEPAZ para explicar cómo se está reclutando hoy, por qué persiste y qué podemos hacer al respecto. Así mismo, busca transformar información en acción y sensibilización para la protección efectiva.

El presente del reclutamiento: un problema activo y selectivo

La curva no baja, en 2024 los casos prácticamente se duplicaron frente a 2023, con un patrón cada vez más selectivo: niñas, niños y adolescentes indígenas y afrodescendientes concentran un peso desproporcionado. Departamentos como Cauca, Chocó, Nariño, Antioquia, Valle del Cauca, Norte de Santander, Santander y Huila aparecen de forma repetida en reportes y alertas. Por eso, es fundamental comprender que no se trata solo de presencia armada; es la combinación de abandono institucional, economías ilícitas y normalización de la violencia la que deja a la niñez en la línea de fuego.

Llegar a considerar el reclutamiento como un “problema residual” es minimizarlo, lo que vemos es una reconfiguración del conflicto, evidenciado en disputas entre disidencias, expansión de redes de narcotráfico y formas de control social que capturan tempranamente a adolescentes, especialmente donde la educación no alcanza, el trabajo infantil aparece como necesidad y la seguridad cotidiana depende de actores armados.

Viejas y nuevas formas de reclutamiento

En cuanto a la persuasión, es un tema central de este flagelo. Informes recientes de Naciones Unidas reportan que alrededor del 30 % de las víctimas fueron vinculadas mediante ofertas de dinero, regalos (desde ropa o comida hasta motocicletas) y “oportunidades” enfocadas en una mejor economía. También se financian eventos deportivos o culturales como partidos de fútbol y fiestas, que funcionan como escenarios de acercamiento y enganche para estos grupos armados.

Con la inmersión y el avance agigantado de los medios digitales, las formas de reclutamiento han mutado y se han adaptado a las demandas contemporáneas. De acuerdo con Indepaz, se han identificado al menos 85 cuentas asociadas a estructuras como el Estado Mayor Central, Segunda Marquetalia, ELN y Clan del Golfo en plataformas como TikTok, Facebook e Instagram.

En TikTok, las cuentas son volátiles, aparecen, desaparecen y se renuevan para evadir trazabilidad, al igual la estética combina música popular en el grueso poblacional, con letras propias que glorifican armas, “adrenalina” y economías ilegales; se usan hashtags y variaciones ortográficas de nombres para burlar filtros. Las piezas exhiben armas, símbolos de grupo, lujos, cuatrimotos, fiestas, y escenas de la vida local, como ferias, polideportivos y vías familiares para la población. No es casual, se busca legitimidad y sentido de pertenencia.

El público objetivo se concentra entre 12 y 17 años, en perfiles masculinos predominan armas, dinero, vehículos o cultivos ilícitos; en los femeninos, la sexualización y el formato “selfie”. La música (muchas veces sonidos tradicionales de la zona) activa una conexión cultural que vuelve el mensaje más cercano, en términos territoriales, Cauca concentra cerca del 71 % de las cuentas observadas, seguido de Caquetá y Nariño, podemos ver que el reclutamiento no ocurre en el vacío, las víctimas suelen venir de hogares monoparentales con ingresos inestables; muchas ya están trabajando a corta edad. Otras no pueden asistir regularmente a la escuela, por costos, trayectos inseguros o acoso escolar, incluso hay casos de enfermedad, discapacidad o consumo problemático y trayectorias marcadas por violencias previas como desplazamiento, amenazas, abuso intrafamiliar o sexual.

Cada caso es una familia rota y una comunidad herida. La participación de menores en contenido digital armado expone a estigmatización y revictimización, y dificulta su restablecimiento de derechos y reintegración. En pueblos indígenas y afrodescendientes, el reclutamiento erosiona tejidos culturales y saberes, y llega a operar como una forma de violencia cultural sistemática. No hablamos de “casos aislados”: hablamos de proyectos de vida truncados y de memorias que empiezan a cargar con la guerra desde la adolescencia.

¿Y ahora qué?: Un llamado a la acción

No podemos quedarnos únicamente en la denuncia, el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes es un problema que se puede prevenir, pero solo si actuamos en varios frentes al mismo tiempo. En primer lugar, necesitamos respuestas rápidas y cercanas a los territorios, eso significa que instituciones como la Defensoría del Pueblo, el ICBF, las personerías y las comisarías deben tener la capacidad de reaccionar de inmediato cuando un niño o una niña esté en riesgo. También implica respaldar a las guardias indígenas y comunitarias, que ya cuidan a los estudiantes en sus trayectos a la escuela o en eventos colectivos, porque son la primera línea de protección en lugares donde el Estado muchas veces no llega.

Pero la protección no se sostiene sin prevención comunitaria, es menester, ofrecer a la niñez y a la juventud espacios donde valga la pena quedarse, programas de arte, deporte, tecnología y becas que permitan continuar en la escuela y acceder a transporte seguro. La prevención también debe incluir el mundo digital, madres, padres y cuidadores necesitan herramientas para leer señales de riesgo en redes sociales, configurar la privacidad de los perfiles y, sobre todo, hablar con sus hijos sin miedo ni estigmas. Las escuelas, por su parte, requieren protocolos claros contra el acoso y rutas efectivas de denuncia; no basta con prohibir celulares, hay que enseñar a usarlos de manera segura y crítica.

Otro frente clave es la incidencia sobre las plataformas digitales ya que es inconcebible que grupos armados tengan carta blanca para circular videos y canciones que romantizan la guerra. Debemos exigir a TikTok, Facebook e Instagram que reconozcan la gravedad del contexto colombiano y actúen con moderación ágil en territorios de riesgo. Al mismo tiempo, tenemos que promover que los jóvenes creen contenidos alternativos, música, humor, micro-documentales que les devuelvan el orgullo a estilos de vida libres de armas.

La prevención también pasa por abrir oportunidades económicas y de reconocimiento, no es posible pedirle a un adolescente que rechace a un grupo armado si lo único que se le ofrece es desempleo y estigmatización, es necesaria la promoción de programas de formación técnica, empleo juvenil y capital semilla para proyectos locales. Y es vital reconocer públicamente a los jóvenes que lideran ligas deportivas, colectivos artísticos o medios comunitarios: ellos ya son referentes de resistencia.

Finalmente, está la atención psicosocial y la justicia, donde los niños y niñas que logran salir de las redes de reclutamiento no pueden ser tratados como criminales. Requieren acompañamiento en bienestar mental, con enfoque cultural. Deben ser protegidos en su reintegración, y la justicia debe concentrarse en los verdaderos responsables, los reclutadores y las redes que lucran de la guerra.

Desde REDEPAZ creemos que la clave está en tejer estos esfuerzos, unir investigación, pedagogía, comunicación y trabajo territorial. Nuestras cápsulas audiovisuales, las campañas en redes y el acompañamiento en comunidades tienen un objetivo fundamental, pasar de la sensibilidad a la acción, porque proteger a la niñez es proteger el futuro de Colombia.

Referencias:

Defensoría del Pueblo (12 feb 2024).  El reclutamiento de niñas, niños y adolescentes es un crimen de guerra que debe parar de inmediato. https://www.defensoria.gov.co/-/el-reclutamiento-de-ni%C3%B1as-ni%C3%B1os-y-adolescentes-es-un-crimen-de-guerra-que-debe-parar-de-inmediato 

Indepaz (2024). Los influencers de la guerra: Reclutamiento a menores a través de redes sociales (Video)  https://youtu.be/XHg8beJg_fE 

Naciones Unidas (27 de junio 2025). Atrapados en las redes del conflicto: aumento del reclutamiento de niñas y niños. Link:  https://www.hchr.org.co/historias_destacadas/nota-informativa-atrapados-en-las-redes-del-conflicto-aumento-del-reclutamiento-de-ninas-y-ninos/#_ftn1 

Naciones Unidas (27 de junio 2025) Las redes sociales, el nuevo vehículo de reclutamiento de menores de los grupos armados en Colombia. Link: https://news.un.org/es/story/2025/06/1539906 

Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, 27 Jun 2025, Atrapados en las redes del conflicto: aumento del reclutamiento de niñas y niños. https://www.hchr.org.co/historias_destacadas/nota-informativa-atrapados-en-las-redes-del-conflicto-aumento-del-reclutamiento-de-ninas-y-ninos/

 

Autor: Juan Riobo – Investigador

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *