Reflexiones sobre la importancia del desarme en Colombia

En Colombia, desde la década de los ochenta se han realizado múltiples intentos de diálogo con varios de los grupos armados involucrados en el conflicto. Estos procesos han buscado el cese a la violencia, pero el camino ha sido lento, con muchos obstáculos y no han involucrado a la mayor parte posible de los actores. Aunque las condiciones para el desarme, incluido el civil, parecen todavía más desalentadoras, son medidas urgentes y necesarias para la erradicación de la violencia armada en el país.

Se entiende el desarme como el proceso para reducir y eliminar el acceso a las armas de todo tipo, desde dispositivos convencionales y de impacto humanitario, municiones y explosivos, hasta de tipo nuclear, químico, biológico y radiológico (Cancillería, s.f). Sin embargo, el foco está puesto principalmente en los primeros, pues representan aquellos dispositivos diseñados para lesionar, hacer daños y/o quitar la vida, y los procesos de desarme han involucrado especialmente a grupos guerrilleros y paramilitares del país.

Historia del desarme en Colombia: avances y aprendizaje

En 1953 se registró el primer proceso de desarme de un grupo armado en Colombia, en el departamento de Casanare, cuando más de 300 combatientes de la guerrilla al mando de Guadalupe Salcedo acordaron dejar sus fusiles (Avendaño, 2017). Posteriormente, dos meses previos a su asesinato, Carlos Pizarro y combatientes del M-19 entregaron sus armas en Tacueyó, Cauca; y por su impacto y participación política de gran parte de los miembros del grupo armado, este se considera uno de los procesos de desarme más exitosos y duraderos (González, 2014). Luego, entre 2002 y 2006 se realizaron procesos importantes de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR) con grupos paramilitares (González, 2014). Finalmente, en 2017 combatientes de los diferentes frentes de las FARC-EP realizaron acciones de dejación de armas en 26 puntos del país posterior a la firma del Acuerdo de Paz en 2016 (Avendaño, 2017) (Velásquez, 2017). 

Con esto, es relevante resaltar que el proceso de desarme en Colombia ha presentado muchos retos, pues factores como el aumento de percepción a favor del porte de armas de fuego, el tráfico y posesión ilícita de armas, así como la fuerte presencia de crimen organizado en el país, dificultan el avance en esta materia y la reducción de los hechos violentos (Carrillo, 2017). 

Más allá de las cifras: el impacto en la vida cotidiana

En lo corrido del 2024 se reportaron 13.368 casos de homicidio en el país, cuyas cifras más altas se distribuyen entre las ciudades de Cali, Medellín, Bogotá, Barranquilla y Cartagena (Torres, 2025). Hasta finales de noviembre de 2024 se habían incautado más de 18.000 armas de fuego en todo el país y en Bogotá, con el Plan Desarme, para octubre de este mismo año se lograron incautar 1.092 armas de fuego y más de 99.000 armas cortopunzantes (Grandas, 2024) (Redacción Semana, 2024). Se calcula que en la capital hay un aproximado de tres millones de armas ilegales de fuego circulando (Redacción Semana, 2024). Ahora, hasta julio de 2025, la mayoría de los casos de homicidio reportados en la ciudad fueron realizados con armas de fuego y se han incautado más de mil armas de fuego ilegales, mientras que los homicidios con arma cortopunzante se han reducido considerablemente los últimos tres años (Castellanos, 2025). 

Estas cifras son un breve retrato del panorama actual de la situación del uso de armas en el país, incluyendo el recrudecimiento del conflicto armado en varios municipios, sin embargo, el propósito de esta publicación alude especialmente al uso de armas de cualquier tipo por la ciudadanía colombiana. 

Resulta claro para muchos las consecuencias del tráfico de armas y el crimen organizado, el acceso facilitado y la distribución en espacios comerciales de estos dispositivos convencionales hacen parte de los factores que contribuyen al sostenimiento de este problema; países como Estados Unidos, Brasil y México, son un ejemplo de ello. En este sentido, es importante que la población civil colombiana comprenda la necesidad de la reducción y eliminación del porte de armas, incluso como mecanismo de defensa personal, al ser amenazas latentes contra la vida y la dignidad de todas las personas en el país; supone pues un principio de transformación ética y cultural para la construcción de una paz sólida y sostenible. 

Aunque se ha avanzado en los procesos de construcción de una cultura de paz que permita la resolución pacífica de conflictos y la convivencia armoniosa, pese a las diferencias entre los habitantes de los territorios, es urgente y necesario el fortalecimiento del proceso de desarme en Colombia, pues las garantías del respeto a la vida y la dignidad de los colombianos es responsabilidad del Estado, quien además debe ser riguroso en la resolución de las falencias estructurales e institucionales que entorpecen el cumplimiento de los objetivos. Estas falencias incluyen además el empeoramiento de las condiciones de seguridad, la ausencia estatal en los territorios y la falta de control del crimen en el país, condiciones que además sirven como justificación para la adquisición de armas de cualquier tipo bajo la premisa de la legítima defensa y garantías de seguridad personal; sin embargo, la verdadera solución es otra: construir un país en el que las armas no sean necesarias para tal percepción de seguridad, ni un medio para garantizar condiciones de vida digna.

Como bien menciona Julia Palik (2024) en su artículo Cómo el desarme de las FARC en Colombia transformó las armas en símbolos de paz:

La experiencia colombiana subraya que el desarme es un proceso tanto práctico como profundamente simbólico. Aunque no siempre elimine por completo la violencia o las armas, su simbolismo y su impacto emocional pueden ser decisivos para fomentar la confianza y la solidaridad en las sociedades que salen de un conflicto.

Es así como la eliminación de la violencia y la construcción de paz en el país se constituyen como procesos de responsabilidad colectiva, como pilares basados en el principio ético de protección y cuidado de la vida, que necesitan de la cooperación, creatividad y voluntad.

En este sentido, apelando al rechazo del uso de armas y a una cultura de violencia como método para resolver conflictos, REDEPAZ siempre defenderá el derecho a la vida, a la dignidad humana, al bienestar y a la protección de cada civil en Colombia.

Referencias:

Avendaño, D (2017) Los retratos de tres desarmes históricos en Colombia. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/desarmes-historicos-en-colombia-66004

Cancillería (s.f) Desarme y no proliferación. Cancillería de Colombia. https://www.cancilleria.gov.co/international/politics/security

Carrillo, E (2017) Understanding arms trafficking in Colombia. OpenDemocracy. https://www.opendemocracy.net/en/democraciaabierta/understanding-arms-trafficking-in-colombia/

Castellanos, M (2025) En 448 homicidios y en 21 secuestros extorsivos en Bogotá han usado armas de fuego ¿Qué hay detrás del incremento en el uso de este tipo de armas? El Tiempo. https://www.eltiempo.com/bogota/en-448-homicidios-y-en-21-secuestros-extorsivos-en-bogota-han-usado-armas-de-fuego-que-hay-detras-del-incremento-en-el-uso-de-este-tipo-de-armas-3484992

González, M. (2014) PROCESOS DE DESARME, DESMOVILIZACION Y REINTEGRACION (DDR) GRUPOS PARAMILITARES EN COLOMBIA (2002-2006). Universidad Militar Nueva Granada. https://repository.umng.edu.co/server/api/core/bitstreams/f449dc06-e140-4dcd-bf19-97808da2952f/content

Grandas, S (2024) ‘Plan Desarme’ para contención del delito en Bogotá van 100 mil armas incautadas. Alcaldía de Bogotá. https://bogota.gov.co/mi-ciudad/seguridad/plan-desarme-en-bogota-van-mas-de-100-mil-armas-incautadas

Palik, J (2024) Cómo el desarme de las FARC en Colombia transformó las armas en símbolos de paz. The Conversation. https://theconversation.com/como-el-desarme-de-las-farc-en-colombia-transformo-las-armas-en-simbolos-de-paz-245685

Redacción Semana (2024) Colombia está inundada de armas de fuego: así opera el mercado criminal del tráfico y alquiler en Bogotá. Se consiguen desde 15.000 pesos. Semana. https://www.semana.com/politica/articulo/colombia-esta-inundada-de-armas-de-fuego-asi-opera-el-mercado-criminal-del-trafico-y-alquiler-en-bogota-se-consiguen-desde-15000-pesos/202404/

Torres, N. (2025) Radiografía de la seguridad en Colombia 2024: Ciudades más seguras y un conflicto que se desplaza. CW+. https://cwmas.com.co/colombia/2025/01/31/radiografia-de-la-seguridad-en-colombia-2024-ciudades-mas-seguras-y-un-conflicto-que-se-desplaza/

Velásquez, C (2017) Se comenzaron a desarmar las Farc. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16831789

 

Autor: Sara Rojas – Pasante de Psicología de la Universidad Externado de Colombia

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